martes, 27 de mayo de 2008

ELEMENTOS NECESARIOS PARA LA CELEBRACIÓN DE LA MISA

Para celebrar la Misa el sacerdote que preside debe llevar una bata blanca que se llama "alba" y significa la pureza. El padre se ajusta el alba con un cordón denominado "cíngulo", el cual representa el dominio de sí. La especie de bufanda que se pone el sacerdote es la "estola", que representa el poder sacerdotal y que tiene origen en el manto de oración de los judíos; debe utilizarse cuando se administran sacramentos. El manto que utiliza el celebrante sobre el alba es la casulla (del latín casula o pequeña casa, es la vestidura exterior que utiliza el sacerdote para la celebración de la misa). Los colores de la casulla y de la estola varían según la época del año (o sea, según el tiempo litúrgico) o la fiesta que se celebre. Los ministros concelebrantes pueden también llevarla, aunque está permitido que sólo vistan alba y estola.


El altar debe estar cubierto con un mantel blanco digno y sobre él o cerca se colocan dos candeleros con velas encendidas. Puede haber flores (salvo en Cuaresma) aunque el criterio es que la ornamentación del altar sea siempre moderada y que no se impida su visión por el pueblo. Además debe haber una Cruz con la imagen de Cristo, o bien sobre el Altar o en un lugar cercano y visible. También se debe seguir el criterio de que sólo debe haber sobre el Altar los objetos que se vayan a utilizar en ese momento, debiendo retirarse cuando no se necesiten.

El Misal es el libro que se necesita para celebrar y contiene las oraciones de la Misa y las partes comunes, con sus distintos formularios. El misal recuerda el libro judío que contiene el Seder o ritual de la pascua, libro denominado Hagadá. Se coloca sobre un "atril" en el altar o sobre un cojín.

En el ambón estará el Leccionario, con las lecturas del día. También puede estar el libro de la Oración de los fieles.
En la credencia debe estar el cáliz cubierto con un velo, (palia), patena (El plato plano que se coloca sobre el cáliz es la patena ) con hostia, corporal (pieza de lino cuadrada y blanca sobre la cual reposa el caliz y la hostia durante la misa), purificador (La especie de pañuelo que se coloca sobre el cáliz es el "purificador"), vinajeras con vino y agua, jarrita con agua, aguamanil y toalla pequeña, platillo de comunión y la llave del sagrario o tabernáculo.


Al momento de comenzar la liturgia eucarística el acólito acercará al Altar el cáliz, con la patena y la hostia, cubierto con el purificador y el corporal así como las vinajeras con vino y agua. Una vez preparados los dones, retirará las vinajeras.

El turiferario ofrecerá el incensario al sacerdote en los momentos oportunos. El incienso siempre lo pondrá en sacerdote.

El toque de campanillas, hoy en desuso, puede hacerse al acabar el Sanctus y durante la ostensión del cáliz y de la hostia recién consagrada. También puede hacerse al terminar la consagración.

Tras la comunión se retiran los vasos sagrados y se purifican en la credencia. Si hay bendición con el Santísimo deberá estar previsto el humeral (paño de hombros para coger la custodia) y el ostensorio o custodia.

El pan a consagrar debe ser ázimo, de sólo trigo y hecho recientemente. No se pueden usar cereales distintos del trigo. Sería un abuso grave introducir en su fabricación frutas, azúcar o miel.


Las hostias deben ser preparadas por personas honestas, expertas en la elaboración y que dispongan de los instrumentos adecuados. Las fracciones del pan eucarístico deben ser repartidas entre los fieles, pero cuando el número de estos excede las fracciones se deben usar sobre todo hostias pequeñas.

El vino del Sacrificio debe ser natural, del fruto de la vid, puro y sin corromper, sin mezcla de sustancias extrañas. En la celebración se le debe mezclar un poco de agua. No se debe admitir bajo ningún pretexto otras bebidas de cualquier género.